18 de julio de 2009

Ficha 14: Siii Jesús está Resucitado!

¡JESÚS VIVE, RESUCITO!

1. Ésta es la Buena Noticia:

- que da sentido al sin sentido;
- que ha inaugurado el Reino de Dios;
- que demuestra que Dios está definitivamente a favor del hombre;
- que nada está perdido y todo será recobrado;
- que Dios mismo se entrega para ser vida eterna del hombre.

Dicho así, ¿no volvemos a hacer de la fe una ilusión?
Sin embargo, la fe en la Resurrección trasciende de tal modo lo que nosotros podemos comprobar humanamente (la victoria de la libertad sobre la esclavitud, de la solidaridad sobre el egoísmo, de la vida sobre la muerte) que es un auténtico comienzo nuevo radical: o creer o no creer.

Evidentemente, no se trata de creer en el hecho sin más, como si uno tuviese que creer en los extraterrestres o que en el cementerio han comenzado a levantarse los cadáveres de los sepulcros. Se trata de la fe que da vida al corazón, es decir, desde la que cambia radicalmente el sentido de la vida. En efecto, si Jesús ha resucitado, la muerte ha sido vencida, y lo que Él decía es verdad, y el proyecto de Dios que Él inició está en marcha...

La resurrección significa que Jesús vive (Lázaro revivió para volver a morir) y, por lo tanto, que Él tiene la última palabra, que puedo confiar absolutamente en Él, que puedo encontrarme con Él personalmente.

¿Crees o no crees que Jesús de Nazaret, el que anduvo por Palestina a comienzos de nuestra era, el que murió bajo Poncio Pilato, vive?

No se trata de imaginar cómo vive, sino de abrir los ojos de tu corazón (la fe, no la imaginación) a Su presencia. Aunque te parezca que dudas, que tu fe es pobre, que no sientes nada especial, dile: ¡MI SEÑOR!

"Nadie puede decir 'Jesús es Señor sino bajo la acción del Espíritu Santo" (1 Cor 12).

2. Ahora es cuando puedes leer 1 Cor 15, reflexionando sobre este texto, que te ayudará a situar tu fe en la Resurrección.
- Por un lado, la insistencia de Pablo en el acontecimiento real de la Resurrección. Por otro, en sus consecuencias existenciales.
- Cómo se trata, simultáneamente, del testimonio de la Iglesia, apoyado en las apariciones a los discípulos, y por otro, en la experiencia personal de la fe en Jesús, sin necesidad de apariciones.
- Cómo la Resurrección significa el cumplimiento del AT y el comienzo del mundo nuevo, mientras esperamos el futuro último, la vuelta del Resucitado al final de la historia. Ahí se sitúa la experiencia y la misión del cristiano.

3. Termina orando con Lc 24.

Deja para otro momento las cuestiones racionales que te suscitan los relatos de apariciones. Procura captar su sentido profundo.

Detente especialmente en el relato de la aparición camino de Emaús.
Algunas pistas:
- También para los discípulos fue un sin sentido haber puesto tanta esperanza en el libertador Jesús y encontrarse con su fracaso.
- ¿Tienes alguna experiencia de sufrimiento en que, al cabo de cierto tiempo, has comprobado lo "necesario" que era?

- Quizá te sientas identificado con ese camino que recorren los peregrinos, iluminados por la Sagrada Escritura; cómo, sin ellos darse cuenta, todo adquiere una nueva luz; cómo se nota el cambio del corazón... ¿No es algo de esto el proceso de maduración en la fe que estás haciendo?

Hay muchos modos de encuentro personal con Jesús: acoger al que va de paso, compartir, celebrar la Eucaristía (la fracción del pan, en todas sus formas)... ¿Recuerdas alguna experiencia especial de presencia de Jesús en tu vida?

4. Ilumina este tema con las siguientes lecturas:

CON OJOS JANERIANOS:

* PUEDES MIRAR CÓMO ANA MARIA JANER VIVIO LA PASCUA DE JESÚS EN LOS MOMENTOS FINALES DE SU VIDA. Lee y contempla el capítulo 15 de Humanísima.

* El significado de la redención y del hombre nuevo que de ella emerge, han de ser comprendidos desde la óptica del amor, que penetra y da sentido a todo el misterio pascual de Jesús, el Señor. Dios nos redime y salva asumiendo nuestro pecado y entregándonos su ser. De esta forma aparece en la historia una figura nueva: la del amor que se vacía o autoexpropia .
Nuestra misión específica pretende poner de manifiesto, por el ejercicio de la caridad, que Dios está presente y cercano al hombre, que es fidelidad en cualquier situación en que el ser humano se encuentre, para que éste sepa que Dios ha entrado en comunión solidaria con Él.
En síntesis, nuestra misión quiere hacer presente y creíble la cercanía de Dios entre los hombres, por el ejercicio de la caridad, como un servicio gratuito, acogedor y sin distinciones, siguiendo la ley interna del amor manifestado por Cristo en el Espíritu.

Cf. CEM 4.1, 4.2