11 de octubre de 2008

Ficha 2: ¿QUIÉN ES JESÚS PARA MÍ?

El título del tema quiere confrontamos no con las ideas que tenemos de Jesús, sino con la experiencia vivida, con el corazón.

1. Algunas pistas...

Si miras tu vida, Jesús de Nazaret, el Dios-hombre, nuestro Mesías y Señor, siempre ha estado ahí. ¿Ha ido cambiando tu relación con él? Ahora que estás viviendo un proceso de maduración, ¿notas algún cambio? Intenta describir ese cambio.

Ahora, en concreto,
¿quién es Jesús para ti?

- Un modelo o ejemplo de vida.
- El Señor, más o menos como Dios-Padre, de modo que apenas los distingues en cuanto a relación afectiva.
- El amigo cercano que te acompaña.
- El mediador, que te ha redimido en el pasado, pero que no le percibes
presente.
- El maestro, del que te interesa sobre todo su mensaje.


Ponte en relación directa con él y dile "Jesús, mi Señor"... ¿Qué sientes? ¿Te brota de dentro esa expresión o te resulta artificial?
2. Muchos creyentes de hoy difícilmente viven la riqueza e intensidad con que el NT describe la relación entre el discípulo y Jesús, entre el bautizado y el Resucitado.
Cuando en el NT percibimos lo que Jesús significó para Pedro, Juan o Pablo, nace en nosotros el deseo de conocerlo "por dentro", de estar en su compañía, de escuchar sus secretos...
"Ya no os llamo más siervos, porque un siervo no está al corriente de lo que hace su amo. Os llamo amigos, porque os he comunicado todo lo que he oído a mi Padre" (Jn 15, 15).

3. El texto evangélico correspondiente para este tema es Lc 4,14,-5,11.
Léelo despacio, fijando tu mirada en la persona misma de Jesús, de modo que, a través de sus gestos, palabras, acciones, contemples su grandeza y cercanía, su presencia salvadora, la fuerza misteriosa con que te atrae a Él...
Para ello, colócate allí en Palestina, en cada una de las escenas evangélicas, participando en ellas:

- Eres un oyente de la sinagoga que escucha la homilía de Jesús, que anuncia la llegada del Reino para los pobres, para ti. Te alegras con su mensaje de salvación en favor de los paganos y crees en El, aunque sea el hijo del carpintero, tu Mesías humilde y fuerte.
- En la escena de la curación del endemoniado te estremece la "autoridad" que irradia la persona y la palabra de Jesús, vencedor del diablo, es decir, de los poderes que esclavizan al hombre. La autoridad de Jesús no se debe a la fuerza de su personalidad; no se impone. Viene de su misión, del contraste, precisamente, entre su figura humana normal y la palabra que trae de parte de Dios, que desenmascara los poderes oscuros. Creer significa mucho más que admirar el "señorío" de Jesús; es aceptarle como el Enviado de Dios para liberamos; es captar en su persona, en sus actos, tal como aparecen en los textos evangélicos, la presencia de Dios que está poniendo en marcha una nueva humanidad. Tú mismo estás siendo salvado si crees que Jesús, ese judío que habla en las sinagogas de Palestina, es tu salvador.

Detente especialmente en la escena de la pesca milagrosa. Identifícate
con Pedro. ¿Qué te evoca cada una de esas imágenes? Porque, evidentemente, Lucas hace una relectura de ellas: la pesca evoca la misión de la Iglesia en el mundo, y Pedro nos representa a cada uno de los cristianos, llamados a fiarnos ciegamente en Jesús y a encontrarnos con el Señor resucitado.

4. Ponte delante de Jesús, el Resucitado que está con nosotros, y habla con Él, pídele conocerle, creer en Él, amarle y adorarle, como Pedro...

5. Finalmente ilumina la experiencia de Jesús en tu vocación laical con las siguientes lecturas:

* Documento de Aparecida Nº 243-244
"...No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación definitiva...
La naturaleza misma del cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Ésa fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que había en sus corazones..."
Con Ojos JANERIANOS!!!
El don que Ana María Janer recibe gratuitamente de lo alto es la experiencia del Verbo encarnado presente en las necesidades humanas de su tiempo.
A Él Ana María se siente llamada a servir y entrearse por amor mediante el ejercicio heroico d ela caridad y el don de la propia vida.

(Cf. con Carisma, Espiritualidad, Misión. (CEM) Hnas. de la Sagrada Familia de Urgel. Nº 1)

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