2 de noviembre de 2008

Ficha 3: El rostro de la MISERICORDIA


1. Esta vez comienza por la lectura orante del texto evangélico: Lc 5,12-6,11.

El Reino comienza a actuar con Jesús e inquieta, pues ataca las fortalezas que el hombre construye para defenderse del Amor.
Según la mentalidad común, el Mesías debía establecer juicio contra los malvados. Pero ha venido a establecer gracia en favor de los pecadores.
Jesús traía vino nuevo, la Buena Noticia inaudita, de parte de Dios: que tal era la voluntad y alegría de Dios, salvar por gracia, prescindir de las “obras justas”.
Para los pecadores era la gran noticia que les permitía tener dignidad, esperanza, posibilidad de cambio. Para los que se creían con derechos adquiridos, con "méritos", Dios resultaba injusto.


2. El Evangelio nos hace esta pregunta radical:

¿Dónde está fundamentada mi vida religioso-moral? ¿En mi esfuerzo, en el cumplimiento de la Ley, en mi fidelidad y generosidad? ¿O por el contrario, he desmontado mi autoimagen, me he liberado de la necesidad de verme bueno ante Dios y ante mí mismo, he descubierto que no soy mejor que "los otros ", me he visto desnudo, sin mérito alguno, pecador hasta la raíz, y sorprendentemente, en vez, de sentirme mal, he sentido el gozo y la paz, del amor gratuito e incondicional de Dios, que me quiere como soy, más, que quiere crear vida de la muerte y siente más alegría por un pecador que se convierte que por innumerables justos, a quienes no puede reprochar nada y que, por lo mismo, son incapaces de dejarse amar gratuitamente ?

3. Descubre al fariseo que todos llevamos dentro. Se nota:

- En la tendencia a ver la paja en el ojo del prójimo y en la incapacidad de ver la viga en el propio.
- En que sentimos más alegría al cumplir con nuestros propósitos que cuando pensamos en el amor de Dios que se complace en nuestra pobreza.
- Confundimos la experiencia de la Gracia con un amor que puede ser utilizado como justificación de nuestra irresponsabilidad. Al contrario, es el agradecimiento gozoso de ser amado lo que me abre a la entrega, no mi propio sentido de responsabilidad.
- En cuanto hacemos algo que rompe nuestra autoimagen nos sentimos separados de Dios.

4. Lee y ora con Lc 15
Es probable que te sientas identificado con los dos hermanos. Pero es el padre el que reclama nuestra admiración, que Dios sea así, el que espera siempre, el que perdona siempre, el que no tiene en cuenta...

5. Ilumina tu oración con las siguientes lecturas:
* Novo Millennio Ineunte (Juan Pablo II) Nº 37-38 http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_20010106_novo-millennio-ineunte_sp.html

* Documento de Aparecida Nº 23
"Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones en la persona de Cristo… El Dios de la Alianza, rico en misericordia, nos ha amado primero; inmerecidamente, nos ha amado a cada uno de nosotros; por eso, lo bendecimos..."

Con Ojos JANERIANOS!!!
"El núcleo de la experiencia fundante de Ana María es la comprensión vital del misterio de la encarnación de Dios entre los hombres...
Por medio de esta '-Experiencia fundante, Ana María entra en comunión con Dios vivo y su designio de salvación y descubre que es el mismo Dios Padre quien se manifiesta en la expropiación del Hijo (encarnación-kénosis) como la plenitud incondicional del amor, de la que dimana el Espíritu de Dios.
El núcleo de la experiencia janeriana es el misterio del amor de Dios manifestado en la humanidad y en el proceder misericordioso de Jesucristo a favor de los hombres .
Los ojos y el corazón de Ana María contemplan este misterio en su prolongación-histórica: la humanidad concreta, palpable y real de aquellas personas a las que ella entrega por completo su vida.
La experiencia del reino, anunciado y presente en la persona de Jesús, abre el espíritu de Ana María Janer, de manera espontánea y natural, al misterio insondable de Dios, a la fraternidad universal que del mismo dimana y al horizonte escatológico de la nueva humanidad, cuyo fundamento no es otro que la misericordia y la compasión divina, que se manifiesta en su entrega a favor de los hombres".
(Cf. con Carisma, Espiritualidad, Misión. (CEM) Hnas. de la Sagrada Familia de Urgel. Nº 1.1, 1.2)

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